lunes, 16 de noviembre de 2015

Odín, un dios polifacético



Óðinn, Wotan, Woden, … llamadle cómo queráis pero para mi siempre será “Odín, el loco-roba-caídos-en-combate”.
Para aquellos que no sepáis, su nombre está relacionado con la palabra óðr, la cual en nórdico antiguo significa tanto “loco frenético, furioso o violento” , con la palabra wöd de orígen anglosajón, cuyo significado es “mente, sabiduría, alma o sensibilidad” y wōþ también anglosajona y que significa “canción o poesía”. Personalmente y tras tener trato con Odín, siempre le he visto más relación con la primera y sus derivados, ya que las palabras compuesta con óð- , lo cual significa “violentamente enérgico” y sus derivados (p.e. óð-malúgr, que quiere decir “hablar de manera violenta o muy excitado”). 
Es hijo de Bor y de la giganta Bestla, hermano de Vili y , esposo de Frigg y padre de muchos dioses (de ahí que le llaman también Allföðr o padre de todos)  tales como Thor, Balder, Vidar y Váli

Odín vive en el palacio de Valaskjálf, fácilmente reconocible por su techo de plata pura y sus enormes dimensiones, en Asgard
Durante su tiempo libre (o cuando no está revisando las mejores acciones de una batalla con sus einherjer o guerreros caídos como si de un partido de fútbol se tratara en el Valhalla) suele sentarse en su trono, el Hliðskjálf, desde donde observa lo que ocurre en cada uno de los nueve mundos (sí, sí,  es un cotilla de cuidado…) de ahí que cuando sucede algo interesante en una batalla y no quiere perder el hilo de los acontecimientos (por ejemplo, ver cómo los supervivientes de la batalla discuten o siguen luchando), suele enviar a las valquirias (mujeres guerreras, fuertes y bellas que le sirven en el Valhalla) a recoger a los valientes guerreros muertos en batalla,  para que se los traigan y se puedan sentar a su lado en el Valhalla (o salón de los muertos en combate) y lo pongan al día de todo lo sucedido en el campo de batalla mientras degustan un buen banquete mientras esperen a que llegue el Ragnarök
En ocasiones Odín invita a sus banquetes a berserkers (hombres vestidos de oso) y los úlfheðnar (hombres lobo) los cuales solían mostrar un comportamiento algo “peculiar” en batalla (desde morder el borde de los escudos hasta babear), pero no es algo que suela hacer mucho ya que le suelen dejar la mesa hecha un desastre y luego las valquirias le hacen dormir en uno de los bancos del Valhalla, el cual por suerte, era bastante grande... Tenía quinientas cuarenta puertas y por cada una de ellas podrían pasar ochocientos guerreros en formación. Además estaba cubierto de oro, con lanzas y escudos dorados colgando de sus paredes.

Otro de los motivos por los cuales Odín envía a las valquirias a la batalla es para que distraigan a aquellos guerreros que desea que caigan en combate ( de ahí que le llaman Valföðr o padre de los elegidos) y gane el ejército que a él le interesa (así se ganó el sobrenombre de Sigrföðr o padre de la victoria), como veis, todo un dios de la guerra.
En ocasiones, cuando no sucedía nada interesante en los 9 mundos prefería bajar él mismo a la batalla llevando su casco de oro, a sus cuervos Hugin y Munin en los hombros, y acompañado por sus dos lobos Geri y Freki para liderar a los ejércitos nórdicos o bien daba inicio a los conflictos bélicos arrojando a su lanza Gungnir creada por los enanos conocidos como los hijos de Ivaldi. Se dice que cuando lanzó su lanza por primera vez dio lugar a la primera guerra del mundo, es decir, el conflicto entre los Æsir y los Vanir. Definitivamente a este dios no se le puede dejar solo... 
No obstante, hay que reconocer que en la guerra, además de ser un experto en el arte de la transformación (p.e. no solo cambia su apariencia sino que también puede transformar objetos sencillos como ramas en armas mortales), también tiene el poder de cegar, ensordecer y provocar el pánico en los enemigos y aterrorizar a sus formaciones. 
Puede detener lanzas con la mirada y sus habilidades para la guerra tienen como base la magia y sus conocimientos de hechizos y de las runas (seid) aprendidos de la diosa Vanir y la völva Freyja según la saga de los Ynglings.

Odín es tan cotilla que llegó a sacrificar su ojo izquierdo en el pozo de Mimir a cambio de poder acceder a la sabiduría infinita y saberlo todo (recordadme que un día os hable de forma más extensa sobre esta historia y el origen de la simpática cabeza de Mimir , la cual siempre le cuenta los cotilleos más recientes a Odín), eso sí, dicho conocimiento se lo guarda para sí y no los comparte con nadie.
En ocasiones suele aprovecharlo para discutir con sabios, como por ejemplo cuando se disfrazó de Gágnraðr (victoria) y arriesgo su vida desafiando al gigante Vafþrúðnir, el cual era muy erudito, en un duelo de sabiduría sobre el pasado, el presente y el futuro, o cuando se hizo pasar por un hombre llamado Gestumblindi (huésped ciego) y desafió al rey Heiðrekr, a un duelo de adivinanzas. En ambos casos ganó aunque haciendo alguna que otra trampa… 
En su tiempo libre solía viajar por los caminos como un peregrino, ocultando su aspecto y su verdadera naturaleza, manteniendo la apariencia de un hombre de edad con larga barba (de ahí que también se le llame Hárbarðr o barba gris)
Durante estos viajes pedía hospedaje tanto en residencias de soberanos como en casas de personas humildes, lo cual hizo que todos los caminantes que reclamaban hospitalidad, fueran recibidos por temor a que se tratase del dios oculto bajo alguna de sus tantas apariencias. 

Debido a que le gusta que los poetas escriban cosas bonitas sobre él en composiciones literarias (tiene un ego como un piano), suele ofrecerles hidromiel hecha por los enanos (la cual consiguió tras trabajar un verano como ayudante en la granja de Baugi) de su vasija Óð-rœrir, para que se inspiren. 

Dicho todo esto, en breve os contaré más cosas de este dios tan peculiar y con el que me toca lidiar cada vez que caen heridos en batalla.